Desde 2008 dirige Radio 3 de RNE, emisora en la que conduce desde 1996 el espacio Músicas Posibles, tras haber dirigido y presentado programas desde 1987, como Música es tres; Los Conciertos de Radio 3, Peligrosamente juntas o Música por 3. En RNE ha codirigido y presentado otros espacios como La Plaza o el informativo El Suplemento. Su carrera radiofónica he discurrido paralela a la televisiva donde además de programas musicales (Todo el mundo es música, Caja de música o Música NA) ha sido subdirectora del programa Carta Blanca y redactora y presentadora de la revista cultural La Mandrágora dirigida por Félix Romeo.
Desde 2003 es miembro permanente del Panel de Especialistas musicales de las Radios Públicas Europeas (European World Music Charts). En 2004, fue invitada a guionizar y presentar el especial Spain, Don’t touch that dial! de BBC Radio 3, en cuya web aparece su Spanish guide y donde ha sido invitada a los espacios World Routes con Lucy Durán y Saturday Night de Charlie Gillet en diferentes ocasiones. En 2011se reeditó su hasta ahora única novela, Óxido (Xordica).
Esta pregunta trampa que propone Rafa debería evitarse en fechas especiales tipo cumpleaños o, como es el caso, a tres días de las Navidades. Será que llegué tarde al Grinch, porque a mi estas fechas sí que me gustan y soy de las que no guardan rencor alguno por haber visto sin rechistar todas las versiones de Mujercitas durante mi tierna infancia. Puede que por eso haya sido fan desde bien jovencita de John Adams y Steve Reich, qué le vamos a hacer.
Lo malo de los recuerdos es que no vienen solos y no vienen sólo los de uno: acumulo muchos prestados, muchas entrevistas en la tele comenzando precisamente con la misma pregunta que me hace Rafa: “¿Cuál es tu primer recuerdo musical?” De entre todos ellos, será por las luces parpadeantes del árbol de la puerta de la Casa de la Radio, me quedo con el que me dijo una Enya muy sonriente: Escuchar en la radio una canción de The mamas and the papas…
En casa había pocos longplays y muchos singles: mi tío tenía un bar en el que había una de esas máquinas de discos que luego llamamos jukebox y que con sólo presionar una letra y un número, ponía a tu disposición el catálogo entero de Las Grecas, el Fari, Los chichos, Los chunguitos, Rumba 3, Bordón 4, Peret…una muy sentida de Jorge Cafrune y Marito… y alguna de Bonnie Tyler y Elvis Presley. Para desengrasar, que dicen los de informativos.
Total que, pese a que con esos discos jugábamos (muchas de esas portadas sucumbieron a nuestras atrevidas composiciones con las Plastidecor) también los escuchábamos y supongo que conforman nuestra primera memoria musical, aunque no la única, porque habría que añadir:
– La bso de West Side Story. Me encantaba Maria, pero me inventaba el inglés cada vez que la cantaba empuñando cualquier objeto a modo de micro.
– Los discos de Víctor Jara.
– Los de Mercedes Sosa (me sabía de memoria sus canciones la primera vez que mi madre me llevó a un concierto suyo, las dos, madre e hija, guapísimas con unos ponchos autóctonos que nos habían traído nuestros tíos y primos de Argentina)
– Un vinilo a 33 que nos regaló una de mis tías y que debía ser un obsequio promocional de algún banco o algo así y del que recuerdo como si fuera ahora mismo una versión de María del Mar Bonet de L’aguila negra, aunque esta misma memoria traicionera haya borrado una de las que entonces era mi favorita, un clásico country del que no consigo recordar el nombre…
– Otro vinilo de Serrat cantando a Miguel Hernández que debe ejercer alguna influencia rara en las mujeres de mi familia, porque mi sobrina de nueve años también se sabe esas canciones de memoria.
– Los sencillos de Los Pekenikes y Los Relámpagos de Adela, una vecina que competía con otra, Rosi, en influirme musicalmente, teniendo en cuenta que yo no tenía hermanos mayores. Ganó Rosi el día que descubrió Los Cuarenta Principales.
Lo que no recuerdo muy bien es qué número uno tenían entonces, aunque sí haber escuchado a Camilo Sesto y a Ángela Carrasco en la versión en castellano de Jesucristo Superstar, a Los Pecos y a Pablo Abraira. Creo.
Por último, supongo que también influyó mucho la tele, aunque ya era muy mayor cuando la vimos en color y llegó Paloma Chamorro y consiguió que me hiciera fan de Bernardo Bonezzi y a pesar de que seguro que le debo mucho a los minutos musicales que rellenaban programación, nada comparable a quedarse a ver el Festival de Eurovisión (guaiominizripoints) con Battiato cantando Los trenes de Tozeur con Alice o a asistir al homenaje a Canito, gracias a los hermanos mayores de Nuria, que hicieron de canguros…
Y lo dejo ya, que quiero ver si reponen Mujercitas este año…